Redacción ED Satsaid

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“Está todo armado”: la tarea invisible de los guionistas de no ficción.

¿Quiénes están detrás de los formatos de telerrealidad? ¿Por qué se oculta que, para mostrar la vida cotidiana, también se necesita de autores? El detrás de escena desconocido de los programas que registran lo que pasa…de verdad.

“Esta noche no hay guion, queridos”, les recordó Ariana DeBose a los asistentes a los Premios Tony que se llevaron a cabo el 11 de junio de 2023, en el United Palace Theatre de Manhattan, en el marco de la mayor huelga de guionistas de Hollywood. 

Mientras la actriz y bailarina estadounidense se valía de su espontaneidad para conducir el evento, algo quedó en evidencia: los programas de no ficción también llevan guion.

Los late night shows, los realities, los docu-realities, la docu-ficción, los documentales, los programas de preguntas y respuestas, de entretenimiento, los noticieros, entre otros, cuentan desde su creación con un grupo de individuos especializados en el género.

Esas personas son los guionistas de no ficción. Definir qué somos desde lo que no somos es mínimamente polémico. ¿Acaso se imaginan qué sucedería si dijéramos que Messi es un “no jugador” de  básquet?

¿Quien está detrás de cámara?

Recuerdo que cuando tenía cinco años, acostumbraba a permanecer atónita frente al televisor, con la mejilla casi pegada al aparato. Mi objetivo era uno solo: ver quién estaba detrás de cámara. Estaba convencida de que podía verlos. ¡Juro que  podía verlos!  

La industria audiovisual parece actuar al revés. Sabe que hay mucha gente, pero a algunos directamente evita mirarlos. Esto bien lo sabe Andrés Rapoport, guionista del programa “Caiga quien caiga”, quien en 2010 asistió a la nominación de su trabajo a los Premios Emmy en el rubro: “Mejor programa sin guion”.

Una acción, poco inocente y nada gratuita, que preocupa y mucho. Porque es evidente una intención: invisibilizar y quitarle valor a una labor imprescindible.

A modo de ejemplo: un reality cuenta con equipos enormes de guion. Siempre hay jefes, coordinadores, guionistas, asistentes y loggers (desgrabadores minuciosos de todo lo que se escucha).

Cada uno está encargado de captar el día a día que se vive, por ejemplo, dentro de una casa, como sucede en Gran Hermano, el Big boy de los realities, creación del neerlandés John de Mol. ¿Está guionado? Sí. Claro. Entonces ¿está todo armado? No, en absoluto.

Los y las guionistas tienen la tarea de visualizar lo que sucede, percibir qué vínculos se construyen, anticipar lo que se puede venir. Y escribir brevísimas escenas que reflejen todo ese universo.

Porque lo que sucede en ese tiempo debe sintetizarse primero en minutos, para que entre en la hora (a veces, dos), en que el programa sale al aire en vivo. Por eso, hay que elegir con precisión quirúrgica qué hechos representan mejor lo que se palpita en el interior de ese hogar, habitado por personajes que han sido previamente seleccionados, siguiendo el mismo criterio que un autor de ficción aplica cuando perfila a sus criaturas.

Aquí, el guionista sabe que si en un mismo lugar viven dos personas que en el casting mostraron caracteres opuestos, la bomba puede estallar; está convencido de que si tal y cual se encuentran a solas, el fuego puede surgir. Y siempre, además, asumiendo un rol de Dios pagano, buscará ayudar al destino a través de dinámicas picantes, de juegos, de fiestas.

Es una faena intensa, costosa, en la que nadie sale invicto. Porque si la pregunta es, ¿quiénes están encerrados? La dura respuesta es: los y las participantes, pero también el equipo de guion.

Hay formatos de no ficción para todos los gustos y cada uno tiene su identidad.

En los documentales, la acción también es ardua. Quien trabaja responsablemente una historia que sucedió de verdad, debe evitar caer en la tentación de contarla tal como fue reflejada, por ejemplo, en los distintos medios de comunicación.

El peligro inminente siempre es caer en el lugar común, y repetir ad infinitum lo que se supone que pasó.

¿El desafío?: conectar profundamente con el episodio que se cuenta, y al mismo tiempo tomar distancia como si fuera un absoluto desconocedor de los hechos para decodificar si lo que narra se comprende bien, y sin supuestos.  Para reconocer ese lugar que nadie sacó a la luz, y tal vez encontrar alguna nueva revelación.

Estas personas de carne y hueso, son como el sol: aunque no lo veamos, presentes en todas partes, están los que no están.

“Necesito mucho a mis guionistas”

Jimmy Fallon, presentador

Esto bien lo sabe el humorista y presentador Jimmy Fallon, quien durante la Met Gala  deseó que sus colegas llegaran a una solución justa cuanto antes. Y agregó: “Necesito mucho a mis guionistas, no tengo un programa sin guionistas”.

En los últimos tiempos, gracias a estas expresiones y al esfuerzo de los propios involucrados, algo parece estar cambiando en el mundo entero.

Por otro lado, en España, los miembros de Alma manifestaron:estamos en un momento clave  (…)  la huelga del WGA ha demostrado que tenemos que defendernos y que es posible”.

En 2018, en Argentina, surgió Gui.ar, la agrupación de guionistas de Argentina, que además de establecer el primer tarifario  de la historia nacional, empezó a levantar  la voz ante estas injusticias.

En ese grupo está la nena que miraba detrás de escena con la cara apoyada en el televisor. Ya mayor, guionista de no ficción, confirmó que tenía razón: Hay gente detrás de cámara. Muchísima. Por más que la mayoría insista y se niegue a verlos.

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