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  • Desconexión emocional

    por Carla Fabiana Díaz

    Las emociones son respuestas automáticas y espontáneas ante estímulos internos o externos, que influyen en nuestra percepción, comportamiento y estado de ánimo. Estas respuestas que a lo largo de la vida son automatizadas pueden ser gestionadas de manera saludable. La situación ante la que nos encontramos se centra en preguntarnos como sociedad si enseñamos y aprendemos sobre educación emocional.

    ¿Quién enseña a gestionar emociones?

    La familia es el primer entorno de aprendizaje. Es allí donde los vínculos comienzan y donde la tarea de trabajar las emociones debería tomar forma. Pero, ¿qué sucede cuando los adultos responsables nunca lo aprendieron? Es común escuchar: “no sabes amar”. Sin embargo, si nadie enseñó a amar, resulta complicado expresarlo.

    La desconexión emocional

    Cuando se habla de desconexión en general se piensa en algo que se cortó por algún motivo. La desconexión emocional hace referencia a la dificultad o incapacidad de una persona para experimentar, reconocer o expresar emociones, tanto propias como ajenas. No es simplemente no sentir nada, sino más bien una dificultad para procesar y conectar con las propias emociones y las de los demás. Las causas de la desconexión emocional pueden ser variadas: traumas, trastornos psicológicos, factores ambientales, mecanismos de defensa.

    Los especialistas a lo largo de la historia han acompañado estos procesos con distintos tratamientos dependiendo de las causas y la gravedad: terapia, educación emocional, técnicas de relajación, apoyo social.

    Aprender a conectar y desconectar las emociones

    La familia es el primer entorno en el que se debería aprehender a manejar los sentimientos. Por ejemplo; si al momento de un capricho por un juguete se le explicara al niñe que su enojo es entendible, pero de igual manera no se lo comprarán por X motivo. Tal vez, en su vida adulta logre manejar mejor su frustración ante situaciones en las que le digan NO.

    La escuela también intenta incorporar la educación emocional cómo herramienta para resolver conflictos.

    Nombrar las emociones

    Pensar la educación emocional como un camino lineal hace creer que las oportunidades de crianza para las personas son las mismas y que reaccionarán de manera similar. Sin embargo, la realidad es distinta. Los adultos que acompañan las crianzas quizá no contaron con un sostén emocional en su infancia. Reconocer esta diversidad permite entender que las emociones siempre están presentes, aunque a veces necesiten ser nombradas, validadas y conectadas.

  • EL CHALTÉN, Paraíso de Montaña

    En febrero del 2015 tuve la posibilidad de vacacionar en El Calafate, conociendo el imponente y maravilloso Glaciar Perito Moreno, y en uno de los 7 días de estadía realizamos, con mi pareja, una excursión que se denomina “Full Day Chaltén”, poco conocía sobre este “Pueblito de Montaña”. Quedamos fascinados y dijimos: acá tenemos que volver.

    Ubicado al sur de la cordillera de los Andes, en el extremo sudoeste de la Patagonia argentina, El Chaltén es un municipio de la provincia de Santa Cruz. Fundado en 1985, es uno de los pueblos más jóvenes de Argentina.  Se encuentra a 200 Km de El Calafate, y se encuentra en la seccional Lago Viedma, dentro del Parque Nacional Los Glaciares, al pie del Cerro Fitz Roy y a orillas del río de las Vueltas.

    Proyectamos el viaje y viajamos en enero de 2017. El Chaltén suele ser visitado por escaladores de todas partes del mundo, fanáticos del trekking, de la montaña, aventureros y amantes del aire libre y la naturaleza. Cuenta con senderos muy bien señalizados que llevan a la inmensidad del bosque andino patagónico, con vistas de lagos, glaciares, montañas y varias opciones para caminar, escalar, realizar excursiones o paseos. Decidimos alojarnos siete días en el pueblo, para poder disfrutar y conocer lo mencionado.

    EL CHALTÉN, en primera persona

    Planificamos los días para poder realizar la mayor cantidad de senderos; es importante estar en buen estado físico y nos habíamos preparado para eso.

    Los senderos Cascada Chorrillo del SaltoyMirador de los Cóndores y de las Águilas son los de dificultad baja, los más fáciles de caminar. Los senderos Laguna Torre”, “Loma del Pliegue Tumbado / Laguna ToroyLaguna de los Tres son los de dificultad media y alta, de más exigencia física.

    En este texto voy a detenerme en este último sendero, Laguna de Los Tres”, el más importante y conocido de El Chaltén, el que nos llenó de emoción realizar.

    Una mañana bien temprano, después de desayunar y con el clima previamente chequeado, emprendimos la caminata que tiene una duración de 4 a 5 horas por tramo.

    El sendero está bien señalizado, por cada km que se camina hay un cartel que lo indica y tengo fotografiado cada uno de ellos.

    En el km 7 llegamos a la Laguna Capri, la primera vista panorámica del Cerro Fitz Roy. Lugar ideal para tomarse un respiro, descansar un poco y admirar el paisaje. Continuamos por el mismo sendero durante una hora más y llegamos a la zona del Campamento base Poincenot (uno de los sitios de acampe del Parque Nacional Los Glaciares más concurridos).  

    Senda Fitz Roy: Km 9 de 10, dice un cartel indicando que solo queda 1 km junto a otro con advertencias sobre lo que queda del recorrido. Desde aquí el sendero tiene una pendiente empinada de unos 400 metros de desnivel hasta la Laguna de los Tres, claramente la parte que nos resultó más difícil donde hay que trepar, escalar, agacharse y realizar el mayor esfuerzo físico, que demanda algo más de una hora.

    Pero a medida que las pulsaciones se aceleran, el cansancio empieza a sentirse cada vez más. Mirar hacia adelante y sentir que el esfuerzo será gratificante, nos impulsó a olvidarnos de todo ese agotamiento y solo seguir paso a paso hasta ese esperado final.

    EL CHALTÉN, y su gigante de granito

    El famoso Cerro o Monte Chaltén, más conocido como Fitz Roy, es una montaña de 3405 m. s. n. m., su nombre Chaltén proviene del aonikenk o lengua tehuelche y significa “montaña humeante”, debido a las nubes que casi constantemente están sobre o rodean su cima.

    El Cerro Fitz Roy, es el pico más alto dentro de un cordón montañoso al este del Campo de Hielo Patagónico Sur.

    Laguna de los Tres. Fin del sendero. La felicidad de llegar al final y admirarlo todo.

    El último tramo por el sendero Laguna de Los Tres”, es de las experiencias más desafiantes que se pueden vivir, llegar al final del camino es tener un extraordinario paisaje de la Laguna y Glaciar de los Tres, y es la vista y el punto más cercano de la pared granítica del Cerro Fitz Roy y sus agujas periféricas. Es llegar tan cerca como si se lo pudiera tocar. (foto)

    Estar en El Chaltén es cargarse de energía y aire puro, es caminar por senderos que atraviesan bosques llenos de magia, es contemplar montañas y glaciares que nunca se olvidarán, es vivir momentos que nos marcan para siempre.

    Es sentirse pequeño al lado de un gigante y así me sentí yo.

    SABRINA GAZZOLA

  • ¿ Qué hacer en Santa Fe?

    Santa Fe es una ciudad que te ofrece distintos paisajes y que tiene lugares fantásticos para recorrer, conocer la historia Santafesina. A continuación, te invito a que me sigas y veas que estás en una ciudad maravillosa. Si venís a conocerla puedes ir a la costanera, visitar Plaza Alberdi, Plaza de las banderas, Plaza constituyentes y disfrutar de sus paisajes. También puedes visitar la Basílica de Guadalupe, que es una de las iglesias más visitada por los turistas.

    Un día lluvioso podes ir al Shopping La Ribera, puerto plaza o del Shopping Recoleta. Podes ir al Molino Fábrica Cultural y participar de distintas propuestas como: pintar, jugar armando tazas con barro, juegos de mesa, etc. Puedes recorrer alero ubicado al norte de la ciudad, ubicado en Avenida Frenh 1701 allí podes hacer rap, podes disfrutar obras de teatro gratuitas .

    También te invito a que recorras los teatros de Santa Fe y que disfrutes de las mejores que te ofrece nuestra ciudad, también te sugiero que vayas a la sala del teatro Municipal y participes de la visita guiada. Además, si te gusta hacer ejercicio, no dejes de andar en bicicleta, si no contas con una bici, podés acercarte hasta el teatro municipal, la municipalidad de la ciudad, buscar una bicicleta e ir pasear.

    Además, si te gusta la historia asistir a los distintos museos que se encuentran en la ciudad. Algunos de ellos son: EL Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez, la galería de la Constitución Nacional. también podes ir a la cervecería y conocer la historia de la cerveza que nos representa. La ciudad tiene muchas tradiciones y fiestas que muestran su historia y cultura diversa. Entre ellas se destacan los eventos populares que muestran la música, baile y la gastronomía local.

    La música que representa a Santa Fe es una mezcla de folklore litoraleño, como el chamamé, la cumbia. El baile típico que se puede apreciar aquí es la cumbia santafesina ,el chamamé . La comida típica es el pescado, (boga, dorado o el sábalo), acompañado por un buen liso santafesino y de postre los clásicos alfajores santafesinos.

    Por último y no menos linda, puedes ir a nuestra playa de costanera este y la laguna, disfrutar del bello aire que corre y de la naturaleza, si querés comer muy bien, te invito a ir al patio cervecero deleitarte con una rica comida y a tomar la mejor cerveza. También puedes ir a 1980, el bar ubicado en la costanera este. Santa Fe es Colón y Unión, es la cumbia santafesina, ven a conocerla.

  • ¿Por qué vivir lo que otros eligieron para mí?

    por Fernando Oscar Ito

    El viento de la memoria trae ecos de mi abuelo, un hombre japonés que nunca conocí. Su ausencia me dejó con la pregunta: ¿qué verdades lo guiaban? ¿Qué mundo de convicciones o de ausencia de convicciones vivía? Esta pregunta me lleva a cuestionar la fe que me han transmitido, la fe cristiana de mi familia. ¿Por qué vivir lo que otros eligieron para mí, en vez de descubrir por mí mismo las opciones de su vida espiritual, o la ausencia de ella?

    Siempre supe que nuestra fe está atada a nuestra procedencia, a la tierra que habitamos, a las voces que nos educan. No decidimos qué creemos; lo heredamos. Muchas veces, olvidamos preguntarnos si lo que repetimos nos resuena. Siento que esta aceptación sumisa se opone al espíritu científico.

    En el silencio de un cementerio, donde el tiempo parece inclinarse en reverencia, se erige la tumba de un abuelo que nunca conocí, pero cuya ausencia ha dejado huellas invisibles en mi historia. Sobre la piedra, reposan unas rosas blancas —puras y serenas, como si quisieran susurrar en el idioma de los recuerdos que nunca llegaron a ser vividos.
    En el silencio de un cementerio, donde el tiempo parece inclinarse en reverencia, se erige la tumba de un abuelo que nunca conocí, pero cuya ausencia ha dejado huellas invisibles en mi historia. Sobre la piedra, reposan unas rosas blancas —puras y serenas, como si quisieran susurrar en el idioma de los recuerdos que nunca llegaron a ser vividos.

    Esa aceptación servil, casi automática, contradice el espíritu de la ciencia. La ciencia no se conforma con lo establecido; indaga, experimenta, cuestiona y duda. Nos muestra que el conocimiento no se impone, sino que se va construyendo. En esa línea, nos propone que apliquemos el mismo criterio a nuestras convicciones. Dibujando nuevos mapas que sustituyan la obediencia automática por la exploración consciente.

    Eso no quita la fe. La redefine. Porque continuamos buscando significado, más allá de lo que sabemos. No obstante, esa búsqueda debería ser libre. Deberíamos fomentar nuestros propios principios, aprender a pensar por nosotros mismos y dejar de imponer convicciones que ni siquiera nos tomamos el tiempo para comprender.

    No creo que sea necesario arrodillarse ante lo invisible para hallar significado. Si hay algo semejante al cielo, debería estar aquí: en el amor que ofrecemos, en las relaciones que forjamos, en el modo en que protegemos a los demás. Deberíamos aspirar a eso. A ser positivos, a estar ahí, a dejar algo que nutra cuando ya no existamos.

    En última instancia, no existe un cielo más amplio que el abrazo de alguien que te ama. Y no existe un milagro más auténtico que vivir con los ojos abiertos, sin temor, sin culpa, conscientes de que el sentido no está en lo alto, sino en nosotros mismos.

  • EL CRUCE DE LA VIDA CON LAS VIÑETAS

    Leer cómics es viajar con los ojos y soñar con la mente. Combina el poder de la pluma literaria con el impacto del arte visual, narrando de manera secuencial viñeta a viñeta una historia.

    Podemos conectar con ellos en más aristas de los que uno piensa. Se destacan la biblioteca, allí los cómics adquieren un legado compartido o el café cultural cuando un sorbo de café tibio acompaña el ritmo de la lectura. En el transporte donde cada parada se entremezcla con un capítulo nuevo. En eventos o convenciones se cruzan latidos con otros aficionados. Dando así distintos lugares del mundo exterior, pero no nos olvidemos de la habitación propia. Un micromundo aislado, donde todo es posible, sin importar tiempo y espacio.

    Leer cómics es mucho más que un pasatiempo: es una experiencia donde dibujo y pluma dialogan para crear algo distinto a ambas cosas. En sus viñetas se encierra un instante determinado, pero es el lector quien une los fragmentos y llena los vacíos entre un cuadro y el otro para darle sentido.

    Lucky Luke el cowboy que dispara más rápido que su propia sombra del dibujante Morris

    Características

    Las viñetas están estructuradas como en el cine con distintos tipos de planos narrativos de manera secuencial. Estos permiten controlar el ritmo, la emoción y la importancia de la viñeta. A su vez, están acompañadas con movimientos, diálogos, onomatopeyas, pensamientos y voces en off.

    El dibujante con distintas técnicas llega a diseñar ilustraciones que parecen cuadros de arte. En blancos, negros y distintas escalas de grises se diseñan los bocetos. Luego viene el entintado para darle al colorista la guía ya definida a rellenar. Este rellena el dibujo con pigmentos opacos y llamativos, ambos construyen un pequeño universo que parece tangible, aunque exista únicamente en papel y tinta.

    Entintado y luego color del villano Doctor Doom de la editorial Marvel Comics

    El guionista crea y desarrolla historias de humor, drama, romance, acción, ciencia ficción y superheroicas, entre otras, invitándonos a conocer que todo mundo tiene sus reglas.

    En los cómics de fantasía nos muestran a la raza humana entre muchas otras. Historias del pasado con imperios y guerreros, vidas simples, caminantes urbanos que demuestran fragmentos cotidianos o futuros distópicos con tecnología que plasma un bosquejo del significado de humanidad. Para finalizar, no nos podemos olvidar de poderosos superhéroes o villanos imposibles.

    Quizás por eso leer cómics resulte tan cautivante, porque nos recuerda que toda existencia es una secuencia en viñetas. Momentos determinados que, cuando se unen, dan sentido a nuestra propia narrativa. Y es de esa unión entre lo que vemos y lo que imaginamos, que encontramos el cruce de la vida con las viñetas.

    Por Alexander Gaston Mirabile

  • ¿Por qué creer?

    Por Jazmín Cueto

    La creencia es un pilar fundamental en la experiencia humana. Desde la existencia de “la comunidad” el hombre ha depositado su fe en dioses, valores, mitos, o mismo en otros hombres. Resulta interesante observar como en la actualidad, la tinta agnóstica y atea se ha expandido en las sociedades modernas. Y creer en aquello que no puede comprobarse empíricamente se volvió, para algunos, un gesto ingenuo o incluso absurdo. No obstante, la creencia en la justicia, la libertad, las leyes o en la ciencia, se encuentra más que firme. Cambian los objetos de fe, pero la necesidad de creer persiste.

    Si bien la fe no se extinguió y logró trasladarse a otras dimensiones de la condición humana, ¿por qué seguimos creyendo? ¿Qué sentido tiene la fe? ¿Es parte de la naturaleza humana buscar lo trascendente en todo aquello que abarca la experiencia de este mundo, o es una voluntad propia?

    Basándonos en la historia, o si se quiere en la antropología, es lógico decir que la creencia responde a una necesidad -psicológica y existencial- humana. Encontrar un sentido que no sólo nos conforme, sino que también organice la realidad y conceptos que nos rodean para no vivir en constante caos.

    En la obra “La rama dorada” (1922) El antropólogo James Frazer, argumenta que la creencia en lo sobrenatural o en religiones es una estrategia evolutiva que ayuda al ser humano a lidiar con lo desconocido, a calmar su ansiedad frente a lo impredecible o ante aquello que no puede controlar ni de lo que conseguir respuestas inmediatas.

    Así mismo, la creencia religiosa nos presenta a una nueva dimensión: La vida después de la muerte. El pensador Ernest Becker en su libro La negación de la muerte” (1973) plantea que las religiones ofrecen un “proyecto de inmortalidad”. Es decir, una narrativa que le da sentido a la vida. Prometiendo que, de alguna manera, no todo termina con la muerte física. La condición mortal del hombre provoca en el una profunda ansiedad. La cual, canaliza simbólicamente mediante, la ciencia, el arte, su linaje, o religión. La fe satisface por sobre todo una necesidad emocional, más que intelectual. No por nada Gandhi llamaba a la formación espiritual, la educación del corazón, el despertar del alma. Por lo tanto, puede decirse que la creencia es una necesidad humana. Es más: un método de supervivencia.

    Confiar como factor elemental de la vida social

    Confiar en un otro -en su empatía, lealtad y complicidad- no solo nos vincula, sino que también revela de alguna manera quiénes somos. Proyectamos en el otro las cualidades que creemos poseer; como si fuera una suerte de espejismo, de reflejo.

    Esta creencia no es ingenua, sino profundamente humana: necesitamos confiar para habitar el mundo social. Confiar siempre es un riesgo, nadie puede comprobar la sinceridad del otro, pero aún así, elegimos creer. Ya que, si no fuera así, todo vínculo sería precario. Los lazos humanos apuestan por la lealtad, la palabra y los valores comunes del otro.

    Esa vulnerabilidad es lo que fortalece los lazos cuando la confianza es correspondida. Así mismo, es también un acto ético, una forma de asumir responsabilidad por la relación. Alguien que no cree en nadie no solo se aísla, sino que también evade el compromiso emocional y social. Esa apuesta cotidiana es la que sostiene amistades, amores, comunidades. De algún modo, creer en los demás otorga un significado a nuestra existencia. Que al atravesar lo cotidiano, da cierta esperanza entre tanta fatalidad. Haciendo posible la vida en común.

    La creencia es un fenómeno que nos antecede como individuos en sociedad. El sociólogo Emile Durkheim lo va a definir como “el pegamento que une a las sociedades”. Ya que, al tener valores compartidos -como la justicia, o la democracia- la cooperación entre individuos se vuelve orgánica, haciendo posible una convivencia funcional, cohesiva.

    Dudar no siempre es cinismo: es una alternativa

    Ahora bien, seria simplista solo escribir acerca de razones por las que sí creer en poderes omnipresentes, citando a todos los autores que lo validen. Sin embargo, al no ser ese mi objetivo, prefiero otorgar perspectiva sobre la creencia en un mundo moderno y digital. Por lo tanto propongo que el texto se autocritique y discuta consigo mismo.

    A pesar del claro sendero e infinitos significados que ofrece un sistema de creencia, no puede anularse al escepticismo como alternativa. Optando por una perspectiva filosófica, creer tan extrema y ortodoxamente sin pruebas verídicas puede derivar en un sinfín de tragedias, por no decir guerras. La historia da cuenta de cómo ciertas ideologías, convertidas en dogmas incuestionables, han legitimado la violencia en nombre de un “bien superior”. Por eso, dudar no siempre es cinismo: puede ser también un acto ético, una forma de resistencia frente a la imposición de verdades absolutas. En este sentido, la creencia puede ser vista como un talón de Aquiles que los poderosos tuercen a su favor.

    El escepticismo propone dudar y exigir pruebas antes de aceptar cualquier afirmación. Carl Sagan promovía la idea de un “pensamiento escéptico”, es decir, una mentalidad crítica como herramienta fundamental ante la manipulación. En tiempos donde la desinformación circula con rapidez y muchas veces se confunden opiniones con verdades, el escepticismo funciona como un filtro necesario. No se trata de negar todo, sino de creer con responsabilidad. Reconociendo que algunas ideas —por más atractivas o reconfortantes que sean— deben ser cuestionadas si no tienen sustento. Buscando así, una dinámica de creencia más lúcida y ética, que no sea vulnerable a ser usada con fines de control o fanatismo.

    No obstante, no puede omitirse el hecho de que el escepticismo puede decantar en un desinterés social brutal. En el cual el humano no dimensiona de que historia es parte o hacia a donde se dirige. Ya no viviendo delante de su Dios, o mejor dicho de su ficción, sino angustiosamente perdido en multitudes.

    El secreto del sentido: el sinsentido

    En diversos escenarios, el extremismo amenaza contra nuestra vida individual y social. Entonces ¿Por qué creer? ¿Es posible vivir sin creer? Siendo breve, revelar el sentido es una necesidad humana que se expresa tradicionalmente en un sistema de creencias.
    En contraste, el sinsentido —lo absurdo, lo inabarcable— no es solo una amenaza al sentido, sino un componente esencial de él. Solo frente al vacío, el ser humano intenta construir significado. Sin embargo, llenar ese vacío con convicciones extremistas o verdades absolutas no resulta viable. Muchas veces, esa urgencia por certidumbre termina generando más violencia que claridad.

    Por lo tanto, la no creencia absoluta se desintegra al entender que una no existe sin la otra. La creencia necesita de la duda para sostenerse con humildad, y la duda se alimenta de aquello que no puede negar del todo. No se anulan, tampoco se oponen; se traslucen mutuamente. Creer y no creer son, al fin y al cabo, gestos complementarios de una conciencia que se sabe finita, pero que aún así elige buscar. 

    La búsqueda de un equilibrio entre ambas corrientes podría ser la mejor respuesta. No rechazar por completo la creencia, sino equilibrar con pensamiento crítico: creer, pero con dudas; confiar, pero cuestionando; aceptar, pero siempre con la disposición de cambiar de opinión cuando la evidencia lo requiera.

  • Edadismo prematuro: La discriminación aceptada del siglo XXI.

    La abrumadora mayoría de los avisos de empleo en la Argentina discriminan por edadismo. O sea, excluyen a personas mayores de cincuenta años, muchas de las cuales aún tienen la mitad de su vida laboral por delante.

    En las últimas décadas dimos pasos gigantes en la lucha por la igualdad. Visibilizamos la discriminación de género, logramos el matrimonio igualitario y aceptamos nuevas formas de familia, como las conformadas por parejas del mismo sexo. También es cierto que se discuten temas impensados hace unos años. Ejemplos como la subrogación de vientre, el reemplazo de oficios por la IA y hasta el mercado de órganos.

    Sin embargo, hay una forma de discriminación que sigue naturalizada, casi como un reflejo automático. Y lo más insólito es que, muchas veces, la perpetúan quienes han luchado contra otras injusticias. Se trata del edadismo, la discriminación por edad, que no solo afecta a quienes superan los 70 u 80 años, sino también a personas de 50 o incluso 40 años. Esto perjudica especialmente a las mujeres. Cindy Gallop, experta en marketing, defensora de la diversidad y la inclusión, lo resume en una frase brutal: “la menopausia funciona como una capa de invisibilidad” De un día para el otro, las empresas quedan cegadas y directamente ya no ven a las mujeres.

    La propia Madonna recurrió a su cuenta de Instagram para denunciar la discriminación por edad tras recibir críticas de su aspecto en su aparición en los Grammy. “Una vez más me veo atrapada en el fulgor de la discriminación por edad y la misoginia que impregna el mundo en el que vivimos”.

    “Una vez más me veo atrapada en el fulgor de la discriminación por edad y la misoginia que impregna el mundo en el que vivimos”.

    ¿Por qué en tantos avisos de empleo se busca exclusivamente a profesionales menores de 35 años? El edadismo sigue pasando de largo, disfrazado de “requisitos del puesto”. ¿Por qué? Porque vivimos en una sociedad que glorifica la juventud a la vez que, contradictoriamente, pide experiencia. Eso sí, si la experiencia viene acompañada de más de cuatro décadas, con el divino tesoro de la juventud alcanza y sobra.

    Pero este no es solo un problema personal; es un error económico monumental. Excluir a los adultos (no tan) mayores del mercado laboral y, por ende, del de consumo nos puede costar caro. Estamos perdiendo talento, experiencia y dinero. Perdemos todos, no solo los “viejos”.

    ¿Acaso las generaciones “senior” no viajan en avión, no compran perfumes importados, no comen en refinados restaurantes, no manejan autos de alta gama, no invierten en indumentaria, en cuidado personal, no van al gimnasio? ¿Acaso no tienen sexo? Justamente todo lo anterior. Además, gozan de la ventaja que les otorga su saludable distancia respecto del mundo de las redes, así como del dinero, la libertad y el tiempo que ganaron en su última década alejándose de los gastos familiares y las obligaciones de progenitores de niños en edad escolar.

    Por otro lado, desde el mundo de los negocios, del conocimiento y de la toma de decisiones, se está perdiendo una generación de individuos que entienden de prioridades, que saben de fidelidad, de valores, de experiencia, de historia y, en consecuencia, de futuro.

    Incluso en el mundo de la política, donde aún es difícil encontrar referentes jóvenes, avanza un discurso cada vez más fuerte, especialmente en la Argentina de los últimos años, condenando a la “vieja política” o “la política de los viejos meados”, claros ejemplos de edadismo. El problema de la política no es que haya viejos, sino que hay demasiados que llevan décadas sin renovarse ni cambiar su forma de pensar. Y eso no es una cuestión de edad.

    Es hora de cambiar el chip. Envejecer no es perder vigencia, sino ganar perspectiva. El futuro nos alcanza a todos, y tarde o temprano, seremos nosotros quienes estemos del otro lado de la puerta esperando que alguien nos dé la oportunidad.

  • Emotivo Aniversario de la Escuela “Colonias Unidas”

    Por Roberto Jourdán

    El aniversario de la Escuela “Colonias Unidas” emocionó a todos los presentes.

    La institución educativa festejó sus bodas de plata, destinada a la educación y a la formación de jóvenes. El emotivo acto protocolar se desarrolló el sábado 22 de marzo de 2025 en el edificio escolar de Colonia San Ernesto, San Salvador en Entre Ríos.

    Siguiendo con las autoridades estuvieron presentes el Senador Provincial Marcelo Berthet, la Directora Departamental de Escuelas Marina Roude, y el Jefe de Policía Leonardo Morales. Recibieron a las autoridades la Directora de la institución anfitriona, Cristina Benay y el Presidente de la Junta de Gobierno de la colonia, Anibal Deurdder.

    Después de muchos meses de organización a cargo del Grupo Pro Festejos, llegó el gran día. Llegó el momento del acto protocolar que contó con la presencia de más de 200 personas. Luego dieron rienda suelta al festejo con una gran cena show la que contó con alrededor de 1.000 asistentes.

    El acto reflejó la idiosincrasia propia de la institución transmitiendo los valores esenciales que la caracterizan. El sentido de pertenencia a la educación en la ruralidad se hizo presente en cada palabra. Los ojos se llenaron de lágrimas reiteradamente.

    Testimonios en el aniversario de la escuela

    La directora departamental de escuelas, Marina Roude (foto), recordó: “Vienen a mi memoria viajes compartidos con docentes para poder llegar a la escuela. Viajes en las mañanas de niebla donde no se veía ni donde teníamos que tomar la curva, desayunos preparados para nuestros guisantes con los colegas, charlas y consejos bajo el sol en el invierno, y trabajos de arte al aire libre”.

    Durante su discurso Marina Roude afirmó: “Festejar 25 años de una escuela significa también recordar a todo lo que pasaron por acá, alumnos, docentes, otros directores, todos forjando sus sueños y todos teniendo esperanza de mejorar. Siempre se busca mejorar. Esa es la vida. Para mejorar hay que soñar. Hay que tener esperanza, fé en que las cosas pueden lograrse. Como así también coraje y amor” .

    La palabra de la Rectora de la escuela

    A su tiempo la directora de la escuela, Cristina Benay, expresó: “El 20 de marzo del 2000 ésta institución abría sus puertas por primera vez para dar la bienvenida a sus primeros diecinueve estudiantes con la convicción de garantizar el acceso a la educación obligatoria a los niños y niñas de la colonia y zonas aledañas. Un anhelo que respondía a una necesidad fundamental: evitar el desarraigo a temprana edad y brindarles la oportunidad de formarse cerca de sus hogares en su comunidad. En palabras de una ex alumna ´la escuela llegó justo a tiempo´”.

    Luego Benay declaró: “La creación de esta institución no solo marcó el inicio de una nueva etapa en la educación de la zona, sino que fue un punto de inflexión en la vida de muchas familias. La escuela nació con una misión clara, ser un espacio de aprendizaje, de contención y de oportunidades para todos”.

    Asimismo la Rectora de la institución afirmó: “Seguramente aquella primera jornada estuvo cargada de expectativas, sueños y desafíos. Pero sobre todo de tranquilidad de las familias al saber que sus hijos podrían permanecer en su entorno sin verse obligados a trasladarse lejos en busca de la educación secundaria”.

    Aniversario de la Escuela “Colonias Unidas” y reconocimientos

    Seguidamente en este aniversario de la Escuela “Colonias Unidas” se entregaron reconocimientos a ex alumnos, ex auxiliar de educación, ex docentes, ex directivos. Como así también a familiares de Otto Hill cuya generosa donación permitió que la escuela esté ubicada en el actual predio. Este gesto es considerado clave para el desarrollo de la institución.

    Obsequios en el Aniversario de la Escuela “Colonias Unidas”

    A continuación la escuela recibió obsequios del Consejo General de Educación, de la Iglesia Evangélica Luterana “San Juan” de San Ernesto, y de AGMER San Salvador. Por su parte, el Centro de Estudiantes, obsequió un cofre para la bandera de ceremonias.

    Imagen: Benay (Directora) y Crepy (Pte. Club Las Palmas) descubren placa conmemorativa (Foto: Horacio Roldán).

    Imagen: Benay (Directora) y Crepy (Pte. Club Las Palmas) descubren placa conmemorativa (Foto: Horacio Roldán).

    Además en el acto se descubrieron cuatro placas conmemorativas aportadas las siguientes instituciones:

    • Senado de Entre Ríos – Vicegobernación de Entre Ríos
    • Club Atlético Las Palmas
    • Comisión de festejos y Cooperadora Escolar
    • Junta de Gobierno de Colonia San Ernesto.

    Por último la comunidad educativa de la institución celebró esa misma noche con una cena show el aniversario.

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  • El texto expandido

    por Martín Bericat

    Esto no es un texto (¿o sí?). Es más bien un ejercicio. Un pequeño ejemplo acá, directo en WordPress, de las herramientas que podemos usar a nuestro favor al escribir en formato digital.


    La pantalla espejada del celular; vidrio plano que no ofrece más relieve que las eventuales huellas dactilares que vamos dejando al scrollear, carece de texturas.

    Ese es justamente su punto fuerte. Sin embargo, los recursos externos pueden ser útiles para agregarle textura a la pantalla lisa de nuestro lector. Para darle algo más que sólo el texto.

    Por ejemplo, una frase:

    “Para mi los libros no son papel impreso. Son mapas de la experiencia humana”

    En este caso, dicha por Eric Schierloh en su libro La escritura aumentada (Eterna Cadencia, 2021). La cita grande, a la caja, separada del cuerpo del texto, llama la atención y ofrece un punto de reposo para la vista.

    Pensemos los inserts como el descanso de una escalera: dan aire, rompen con la monotonía geométrica de los escalones. A veces, también, ofrecen opciones. Nuevas rutas, otras puertas.

    Así funcionan los links externos (como el que está arriba, que al clickear en el título del libro lleva a la página de la editorial).


    Otro ejemplo: un video. Estamos hablando de un autor. Digamos, de un libro. Una obra. O una charla, o citando una entrevista, o mencionando una idea que apareció en una conversación.

    Insertamos la URL.

    El lector tiene la opción -la puerta, digamos- para irse del sitio y observar Youtube. Luego, quizás volver. O quizás no.

    Podemos insertar links de Spotify directamente en el texto.

    Si queremos, por caso, mostrar la ubicación de un lugar, podemos usar el código directo de Google Maps para integrar el mapa en nuestro texto.

    Para eso, hay que usar la opción “Insertar HTML personalizado” y copiar el link que Maps nos ofrece en la sección “Insertar un mapa”:

    Todos estos son recursos que llevan al lector hacia afuera del sitio. Cosa que no necesariamente es mala y, como ya vimos, puede incluso mejorar la calificación SEO del sitio.

    ¿Y qué pasa si no queremos abrir esas puertas? Es decir, si queremos obviar esos puntos de fuga pero igualmente ofrecer cierta textura que mejore la experiencia de lectura.

    Ahí las imágenes son nuestras grandes aliadas.

    Para eso es bueno tomar en cuenta que no sólo podemos subir una imagen suelta (como hice allá arriba con el screenshot de Google Maps), sino que podemos armar galerías.

    Puede ser un carrusel:

    Un mosaico:

    Y así hay múltiples opciones de imágenes. En tabla, en historias, en galería, con HTML personalizado, con o sin personalizar los metadatos (recomendable), etc.

    Por ejemplo, insertarlas al costado del texto, una opción amigable para con las pantallas de PC pero no tanto para los celulares:


    Hacia el final

    ¿Qué queremos que haga nuestro lector ideal? Quizás que siga leyendo otro texto del mismo portal, o derivarlo a un link de compra -con algún porcentaje para nosotros, claro- o a otro sitio con info similar.

    Todo eso puede optimizarse, también, con recursos.

    Este es un ejemplo de lista de “También te puede interesar:”

    Tan sólo el texto

    Cuidado: nada de esto es necesario. Puede ser deseable, sí, dependiendo de la audiencia y del segmento al que apuntemos (además de, claro, con qué objetivos).

    Pero el texto es también un dispositivo autónomo. Es completamente válido apuntar a la lectura, sin artilugios ni aparatos que distraigan y molesten.

    Tampoco todo insert es necesariamente un punto de fuga de atención. En periodismo narrativo, por ejemplo, los relatos fotográficos acompañan y cuentan su propia historia a la par del texto. No son mero condimento ilustrativo, sino que cargan una narrativa propia.

    El punto es que la escritura digital nos ofrece opciones. Decidir no usarlas es válido. No conocerlas, es inconveniente.

  • Bajá, culiao

    de Gianluca Autiero

    Las montañas del pueblo de Uquía, en la Quebrada de Humahuaca, suelen llevar a quien las visita al silencio, a la introspección y a momentos auráticos. Su geografía variada, sobre todo en su Quebrada de las Señoritas, regala colores, trekkings y fotos que sacan el aliento. Su centro, tranquilo y desierto, se refuerza con una iglesia y un cementerio. Un acercamiento 100% genuino a la región y su gente. Eso suele ser.


    Es febrero y la Quebrada está de Carnaval, días de música, sonrisas descontracturadas y noches de baile y alcohol. Los locales no pueden evitar el brillo en sus ojos cuando te cuentan sobre las actividades que se reparten por cada pueblo en esa semana. Orgullosos te explican que esperaron todo el año por su llegada, uno cargado de laburo, de cosas buenas y malas, y de esperanza, cómo no.

    Cada pueblo tiene algo con lo que resalta: sus comparsas, sus peñas, su día de comadres y compadres. Todos comparten la risa genuina de quien sea que, por azar o fortuna, esté en la Quebrada esa semana que empieza con el desentierro del diablo, una tradición que es cada vez más trendy.

    La bajada de los diablos es la que se lleva las luces, las coberturas en vivo, el aluvión de gente que en ese tiempo de locura hace de Uquía un mundo increíble. Si, ese que era un pueblo chiquito y de centro fantasmagórico, sin mucho ruido que ofrecer más que el de su naturaleza, por un par de días es el protagonista del Carnaval. 


    Mirarla desde arriba

    “Bajá culiao, bajá culiao”. Sopla el viento y estamos a la espera de que bajen mujeres y hombres, nenas y nenes vestidos de colores y diseños llamativos. El Cerro Blanco es la pista graciosa que les hace de pasarela o tobogán según el caso. Los vivos de acá y de allá escalan el cerro y se sientan a mirar al pueblo repleto con las montañas imponentes de fondo. El viento sopla y susurra cosas, pero no nos importa, somos vivos.

    El vino blanco caliente y el paisaje hipnotizante, la gente abajo que se tira espuma y los polvos de colores que vuelan por el cielo despejado, la espera dulce y la seguridad de que estamos por presenciar algo único y que va a valer la pena obnubilan un hecho: hay que bajarse del Cerro, si no los Diablos se quedan allá arriba escondidos. Tiene sentido.

    Estar fuera de lugar es una vergüenza, saberse odiado por grupos de cordobeses gritones y habitantes del lugar que piensan en la estupidez del turista promedio también. Bajar apurado, bajo los efectos del vino y con otros irresponsables más detrás tuyo que también quieren perderse en la multitud por la vergüenza, no está muy bueno. Cosas de vivos.


    Para arriesgadxs

    Quien pase por Uquía el día de la bajada de los diablos, si puede debe tomarse el riesgo y el tiempo de subir al cerro y mirar a las personas, tomar aire, llenarse los pulmones y los ojos de montaña inmensa y alegría. Después, debe bajar, no sea que por boludo el viento se ponga en su contra y el Carnaval no empiece por culpa suya.

    Aunque, no se debe asustar, en esos días en la Quebrada todo es relativo, y cada respuesta es la correcta. La única certeza es que el Carnaval de todas formas va a empezar, a fuerza de colores estridentes y mucha música, va a inundar las calles de cada pueblo de esa parte del país. No es necesario pedirle que baje de ningún lado, él ya está dentro de su gente y de quien lo vistita, que también recibe una parte de él.


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